Hay una realidad de la que se habla poco, pero que muchas familias viven todos los días: cómo equilibrar el trabajo con la crianza.
Cuando los proyectos personales y laborales se entrelazan con la vida familiar, aparecen emociones intensas —orgullo, cansancio, alegría, culpa— y, sobre todo, una búsqueda constante de equilibrio.
En Estudio Kiwi, lo vivimos en carne propia. Somos una familia emprendedora. Y, como muchas otras, tratamos de encontrar todos los días ese punto medio entre producir, crear, criar y acompañar. Kiwi es un hijo más...
🌿 El desafío de estar en todos lados (y a veces no llegar a ninguno)
Hay días en los que sentimos que no alcanzan las horas.
Que mientras intentamos terminar un pedido o responder mensajes, alguien nos llama para que lo ayudemos a dibujar, otro quiere mostrar una torre de bloques, y en la cocina hay algo hirviendo.
No se trata solo de “gestionar el tiempo”, sino de convivir con la sensación de estar repartidos entre varios mundos: el de los hijos, el del trabajo, el de la casa, el de uno mismo, y el de la pareja.
Y aunque a veces duela, aprendimos que no se puede estar al 100% en todos al mismo tiempo. Lo importante es estar presente —realmente presente— cuando sí estamos.
✨ La culpa: compañera de ruta
La culpa aparece cuando trabajamos y sentimos que no estamos con nuestros hijos.
Y también cuando estamos con ellos y pensamos en todo lo que dejamos pendiente... Cuando miramos de reojo el teléfono viendo ese mensaje que llegó y lidiando con la propia ansiedad por responderlo...
Pero con el tiempo entendimos algo valioso: nuestros hijos no necesitan perfección, nos necesitan PRESENTES.
Ver que trabajamos, que nos esforzamos, que amamos lo que hacemos, también es parte de su aprendizaje.
Nos miran y aprenden de nuestra pasión, de nuestra constancia y de nuestra forma de volver a intentarlo cuando algo no sale como esperábamos.
🛠️ Criar y crear: dos verbos que se parecen mucho
Emprender y criar tienen mucho en común.
Ambos requieren paciencia, amor, creatividad, límites claros y una dosis enorme de resiliencia.
Ambos implican apostar a futuro, construir paso a paso, aprender del error y celebrar los pequeños logros.
Y cuando una familia logra entrelazar esos mundos —aunque sea con imperfección—, el trabajo deja de ser algo que aleja, para convertirse en algo que une y enseña.
🌱 Nuestro mensaje para otras familias emprendedoras
No hay fórmulas mágicas. Hay días caóticos y otros en los que todo fluye.
Pero detrás de cada proyecto familiar hay mucho más que un negocio: hay sueños, valores y una historia compartida.
Por eso, si estás criando y emprendiendo al mismo tiempo, no estás sola, no están solos.
Estás enseñando con el ejemplo que se puede construir un camino propio, con amor, esfuerzo y presencia.
Porque al final del día, criar y crear tienen algo en común:
ambos son actos de amor que crecen con el tiempo.
